Lucio Sicio Dentato está considerado el soldado más valiente de la historia de Roma. Curiosamente, sus hazañas no tuvieron lugar durante la etapa imperial de Roma, sino que tuvo muchas más oportunidades de demostrar su valía en época republicana, durante la expansión territorial de Roma hasta convertirse en la mayor potencia del Mediterráneo en la Antigüedad.
El soldado romano más condecorado
Es difícil rastrear los datos históricos de un personaje cuya vida transcurrió en el siglo V a. C. La información que podemos obtener sobre él hoy día se basa en los textos clásicos, escritos varios siglos después de su muerte, con las habituales exageraciones de los autores del momento y la siempre necesaria interpretación que hay que hacer de las fuentes escritas que hablan de tiempos tan remotos. Con todo, cada leyenda esconde un poco de verdad y el nombre de Lucio Sicio Dentato aparece recogido por varias fuentes de la mano de autores como Dionisio de Halicarnaso y Plinio el Viejo.
Gracias a ellas sabemos que Dentato fue, posiblemente, el soldado más condecorado de la historia de Roma. Efectivamente, las condecoraciones militares existen desde la Antigüedad y en Roma había un buen surtido, no en vano un estado militarizado siempre pone atención en castigar a los débiles y cobardes y premiar a los valientes para dar ejemplo y educar a la sociedad. Se daban dos tipos de distinciones en el ejército romano: por un lado estaban las recompensas económicas y los ascensos, y por otro las condecoraciones honoríficas que suponían fama, privilegios y el reconocimiento social para aquellos que llevaron a cabo hazañas fuera de lo normal en la guerra. Es por ello que este segundo tipo de distinción militar recibió mayor atención de los autores clásicos e incluso era habitual que acompañaran siempre al nombre del condecorado, por ejemplo, en su estela funeraria. de esta manera podemos conocer algunos de los mejores servicios de los legionarios romanos a lo largo de la historia y, claro está, entre ellos no podía pasar desapercibido el soldado más condecorado de todos.
Fue capaz de salvar a todo un ejército
Lucio Sicio Dentato nació en una familia de plebeyos aproximadamente en el 515 a. C. Su nombre de cuna no fue este, pero se le conoció como Dentato, un cognomen que significa “dentado”, ya que, supuestamente, nació con dientes, aunque simplemente podría ser un apodo por su ferocidad. Inició su carrera militar a sus 17 años y gracias a sus hazañas fue nombrado tribuno de la plebe en 454 a. C., un cargo cuya función principal era defender los derechos de los plebeyos, en conflicto con los patricios en aquellos momentos.
Según las fuentes consultadas, Dentato recibió entre 170 o más de 200 condecoraciones. Plinio el Viejo escribió que “ganó 26 coronas, entre ellas 14 cívicas, 8 de oro, 3 murales y una obsidional, 160 brazaletes de oro, 18 lanzas puras y 25 guirnaldas”.
Se hace referencia aquí a distintos galardones según la gesta militar que lograra Dentato en cada momento. Los brazaletes, lanzas y guirnaldas, aunque valiosos, son premios menores para una carrera militar tan exitosa. Las coronas eran más difíciles de ganar y cada una tenía un motivo. La corona mural se le entregaba al soldado que llegara en primer lugar arriba de las murallas enemigas y saliera con vida del combate. La cívica era recibida por el legionario que salvara a un compañero en la batalla. Y la corona obsidional, también llamada gramínea, era la máxima condecoración militar de la Roma republicana. Se le entregaba a los oficiales que salvaban a un ejército completo de un asedio o algún otro peligro que pusiera la batalla en una situación muy delicada para la vida de los romanos. Se confeccionaba con hierba, flores y espigas de cereales recogidas en el campo de batalla donde tuvo lugar la gesta. Según Plinio, esta corona solo fue otorgada en nueve ocasiones.
120 batallas, 300 enemigos y 45 cicatrices
Estos méritos constituyeron las hazañas de Lucio Sicio Dentato en su carrera militar, al que se le atribuye una participación en 120 batallas, con un saldo de unos 300 enemigos abatidos por sus manos que le costaron heridas contadas en 45 cicatrices que recorrían todo su cuerpo. Eso sí, todas en la parte frontal, pues las marcas de guerra en la espalda eran símbolos de cobardía por haber intentado huir del combate.
Las tensiones entre patricios y plebeyos salpicaron a Dentato en su puesto de tribuno. Un complot envió a 25 asesinos que acabaron con él cuando ya rondaba los 60 años. Con todo, se cuenta que mató a 15 antes de caer al suelo sin vida. Una conspiración más de la larga lista de la historia de Roma donde los hombres poderosos morían sino por la guerra, por la política.
Curiosidades:
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